El objetivo fundamental de la IA es desarrollar algoritmos y modelos que permitan a las máquinas imitar el comportamiento humano o incluso superarlo en ciertas áreas específicas.
¿Cómo lo logra?
La clave está en los algoritmos: instrucciones matemáticas y lógicas que permiten a las máquinas identificar patrones, tomar decisiones y mejorar con el tiempo. Estos algoritmos forman el corazón de dos áreas fundamentales:
Aprendizaje Automático (Machine Learning): Son programas que aprenden de los datos sin necesidad de ser reprogramados constantemente. Por ejemplo, un sistema que aprende a reconocer correos electrónicos sospechosos.
Aprendizaje Profundo (Deep Learning): Una técnica más avanzada que utiliza redes neuronales artificiales (inspiradas en el cerebro humano) para entender patrones complejos como imágenes, voz o lenguaje.